En esta edición, Simon se conviertió en promotor del festival, materializando su compromiso con la ciudad y con la cultura de la luz
En la fachada de la antigua fábrica de Simon en Poblenou se proyectó la performance lumínica Pulse 897, firmada por Michela Mezzavilla. Inspirada en la filmografía de Stanley Kubrick, los alféizares de las ventanas se convertieron en una gran matriz de luz dinámica. A través de la repetición de elementos luminosos evocando al famoso pulsador 897 de Simon, la fachada se convertió en un símbolo icónico de la interacción entre personas, luz y sonido.
Por otro lado, la proyección Noctulica, un proyecto de EINA (Centre Universitari de Disseny i Art de Barcelona (UAB), explora la percepción de la luz y reflexiona sobre la bioluminiscencia inspirándose en la noctiluca scintillans, una especie de plancton bioluminiscente que ilumina las formas del agua y genera una composición de luz en movimiento constante que juega con nuestras percepciones y con la experiencia visual.
Asimismo el Espacio Simon 100 abrió sus puertas durante el festival para poder disfrutar de la obra lumínica “Reflexions” del Estudi Antoni Arola, y acogió la ceremonia de entrega de premios al mejor proyecto de escuela el domingo 17 a las 12.00 h, en un acto promovido por el Instituto de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona.
Este inspirador festival quiere contrarrestar la oscuridad del invierno con el esplendor de la luz a través de diferentes espectáculos e instalaciones de prestigiosos artistas nacionales e internacionales, y hace una fuerte apuesta por la experimentación y la innovación de los alumnos de las escuelas de arte, diseño, iluminación y arquitectura de la ciudad.
