Han sido oganizadas por la OECC (Oficina Española de Cambio Climático) en la sede de la Secretaría de Estado de Energía del MITECO (Ministerio de Transición Ecológica y Reto Democrático) y ha reunido a una serie de expertos en torno a varias mesas debate: agricultura, residencial, transporte, residuos y economía circular.
Eduardo González, subdirector general de coordinación de acciones frente al cambio climático de la OECC, ha iniciado la sesión recordando el objetivo de neutralidad de carbono en 2050, momento en el que las pocas emisiones que se generen se compensarán con los sumideros agrícolas. El plan estratégico a 2050 del PNIEC define una hoja de ruta, que incluye muchas tecnologías y sendas: algunas son maduras, y otras son incipientes. Es un proceso de aprendizaje en el que todos los sectores debemos estar involucrados.
Nos ha recordado que el cumplimiento del PNIEC es obligatorio, en el marco europeo, desde su aprobación en marzo de 2021, y que es más ambicioso que lo que la Unión Europea exigía.
Con respecto al Pacto Verde, que incluía el Fit for 55, se espera que este año queden completados. Este paquete proponía una serie de directivas y reglamentos con medidas y objetivos más estrictos en reducción de emisiones (55% en lugar del 40%), uso de renovables (45% en lugar del 32%) y aumento de la eficiencia energética.
Eduardo González también ha revisado el cronograma del mecanismo de previsión del PNIEC: debe finalizarse en junio de este año, para enviarla antes del 30 de junio de 2024; a continuación, otra revisión antes del 1 de enero de 2033, y cada 10 años a partir de ahí.
La premisa es que la revisión debe tener objetivos al alza. Ya se ha realizado la consulta pública, ahora se realizan estas jornadas, y se pasará a la fase de borrador para enviar a la Comisión Europea, el borrador que también se someterá a escrutinio público, y a partir del cual se llevará a cabo la revisión estratégica final para publicar el documento definitivo en junio de 2024.
La propuesta del anterior PNIEC, dado su carácter ambicioso, prácticamente cumple los objetivos en materia de emisiones del Fit for 55. En materia de energía aún hay trabajo que hacer.
La mesa debate sobre el sector residencial, que presentó y moderó Fernando García Mozos, jefe del departamento de doméstico y edificios, de la Dirección de Ahorro y Eficiencia Energética del IDAE, reunió diferentes puntos de vista acerca de este sector “difuso y disperso”, dado que en España la inmensa mayoría de la propiedad residencial es particular.
Fernando García Mozos destacó que los 19 millones de hogares en España suponen un 19% del consumo de energía primaria, el 42% de la cual aún está basada en combustibles fósiles. En Europa se vive la última fase de negociación de la nueva Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD, por sus siglas en inglés), que habrá que trasponer a nuestra normativa española y marcará la política de rehabilitación energética: se exige que para 2030, los edificios tengan clase energética E, en 2033, clase D, y en 2050 sean de consumo casi nulo.
Recalcó además el principio “la eficiencia energética es lo primero”, para lo cual hay dos premisas muy importantes: los beneficios que aportan los sistemas de regulación y control, y la necesidad de equipar los hogares con equipos cada vez más eficientes.
La actualización del PNIEC y el EPBD implicará en el futuro adaptar la ERESEE (Estrategia a largo plazo para la Rehabilitación Energética del Sector de la Edificación en España). En este camino hacia la descarbonización debemos abandonar la energía fósil y abrazar la bomba de calor, incluso con sistemas híbridos con alternativas como el biometano.
Desde CCOO (Comisiones Obreras), Sonia Silvia Segovia compartió la preocupación por la falta de profesionales, especialmente de jóvenes y mujeres. Además de atraerlos, hay que recualificar a los trabajadores, especialmente ante el tsunami regulatorio que nos viene. Por otro lado, las cifras de los fondos también causan intranquilidad: de los 21.000 millones de euros que debían gestionarse a través de las comunidades autónomas, sólo se han sacado convocatorias del 50% del valor total, de las cuales sólo se han ejecutado el 20%.
Inés Leal, de Grupo Tecma Red, dio un mensaje de optimismo, pues se está avanzando, y es el mejor momento para acometer estos retos, con el apoyo existente. Repasó aspectos como la posibilidad de conseguir la reducción de consumo que exige la EPBD mediante, entre otros, aislamiento y protecciones solares; el hecho de que en obra nueva, los edificios de consumo casi nulo son fácilmente alcanzables; o que en rehabilitación es más complicado por los diferentes requerimientos técnicos (son los más sencillos, recalcó), sociales, económicos, etc. Es preciso ir a rehabilitaciones profundas e integrales, para lo cual sería necesario apostar por el alquiler y un pacto de estado que trascienda cambios de gobierno, que incluya un marco jurídico y fiscal favorable a la rehabilitación. Concluyó diciendo que debemos ser exigentes y realistas, pero también creativos e imaginativos para buscar nuevas vías de llegar a los objetivos.
Marta San Román, directora general de AFEC, comenzó recordando a los asistentes que la eficiencia energética no debe estar nunca reñida con la salud, y en este sentido, la mejora del aislamiento debe asegurar una buena ventilación que garantice, además del confort, la calidad del aire interior.
A continuación, elaboró dos decálogos: uno sobre el potencial de las bombas de calor en el cumplimiento de los objetivos del PNIEC, y otro sobre las barreras para su rápida implementación. La bomba de calor se recoge en el PNIEC como “la alternativa más sostenible y eficiente para climatizar”, y comentó que es: 1) una tecnología madura y en continua evolución; 2) se sigue invirtiendo en I+D y en capacidad; 3) abraza la digitalización y la conectividad, con sistemas de regulación y control; 4) es un mercado en alza; 5) existe previsión de ventas positivo; 6) Tiene el apoyo normativo de la Unión Europea, que la incluye en el RePowerEU; 7) su instalación está financiada por fondos europeos; 8) la fabricación e industria española y europea está en expansión; 9) genera confianza a largo plazo, al estar incluida en planes hasta 2050; 10) brinda oportunidades de negocio, formación, empleo y economía circular.
La contrapartida del decálogo de las barreras se presentó seguidamente: 1) falta de técnicos y de talento joven que asegure el talente generacional; 2) barreras administrativas en el acceso a las ayudas (de comunicación, sociales, no se conocen bien los beneficios a largo plazo, hay que hacer parte de esta transición a los administradores de fincas, etc.); 3) alta inversión inicial y retos de financiación y económicos; 4) los planes renove y subvenciones a instalaciones con combustibles fósiles causan confusión; 5) hay que diferenciar la comunicación entre obra nueva y rehabilitación; 6) incertidumbre sobre en qué sistema invertir; 7) el papel, responsabilidad y alcance de los agentes y oficinas de rehabilitación no se entiende bien; 8) las comunidades autónomas tienen diferente interpretaciones sobre actuaciones que pueden acogerse a las ayudas, frenándose en muchos casos las licitaciones; 9) segmentos de la población mayor, quienes evitan complicaciones y a quienes no importa la posible revalorización de su vivienda para pocos años; 10) exigencias normativas, como la revisión de la FGas, algunas de cuyas propuestas pondría en peligro el rápido despliegue de las bombas de calor.
Finalizó el debate David Solla, de MWCC (Madrid World Construction Capital), haciendo hincapié en el hecho de que existe desconfianza e incredulidad entre los ciudadanos, quienes no se creen que tengan que rehabilitar sus hogares, incluso a pesar de que estas políticas de rehabilitación tienen el apoyo legal, fiscal y financiero lo hacen mucho más viable y factible ahora que nunca. Propuso tres fases para impulsar la rehabilitación, que deberían tener un calendario vinculante: la primera, con el impulso de los incentivos; la siguiente, con limitaciones y penalizaciones; y la última, con prohibiciones y obligaciones. Subrayó asimismo el papel relevante que tienen las redes de calefacción por distrito.