El año pasado, desde el Ministerio de Energía se justificó el elevado coste de la luz, entre otras razones, por la intensa sequía y el consecuente nivel de los pantanos en mínimos.
Durante el año 2018, a pesar de haberse registrado unos niveles de lluvia más que aceptables, el consumidor no lo está viendo repercutido en sus facturas de energía eléctrica. Es más, la tendencia está siendo la contraria, llegando el precio de la luz a máximos históricos.
Basándonos en el comportamiento del precio de la energía durante los citados periodos, se puede interpretar que la producción a partir de hidroeléctricas implicaría una reducción de costes al usuario final, ya sea doméstico, PYME o gran consumidor. Sin embargo, según las reglas del sistema, las compañías propietarias de este tipo de centrales deciden en qué momento les puede interesar turbinar agua con el objetivo de maximizar sus beneficios. Criterio que no suele coincidir con una reducción de costes del consumidor de energía.
Todo ello tiene como consecuencia la indefensión de los consumidores ante las fluctuaciones del coste de la energía, a los que FENIE presenta las instalaciones de Autoconsumo como una alternativa real.
En las instalaciones de Autoconsumo, el usuario es el generador de la energía eléctrica que consume. El coste de generación no se ve afectado por las condiciones del mercado y, por lo tanto, el consumidor disfruta de una mayor estabilidad económica en términos energéticos.
FENIE trabaja intensamente en una modificación del Real Decreto de Autoconsumo, con el objetivo de promover esta modalidad de suministro. El compromiso de la Federación es, no solo con su propio colectivo y con el cumplimiento de los objetivos medioambientales, sino también con los consumidores finales y el derecho de estos a conocer, controlar y decidir sobre sus facturas de electricidad. Es decir, ser parte activa de su modelo energético.