A pesar de que 1 de cada 10 cisternas vendidas son empotradas, todavía existen numerosos mitos en torno a esta solución que esconde toda su tecnología detrás de la pared, y que Geberit, especialista en porcelana sanitaria y tecnología para el baño, se ha propuesto desmontar con motivo del Día Internacional de la Fontanería, que celebra en colaboración con la Confederación Nacional de Asociaciones de Fontanería, Calefacción, Climatización y Afines (Conaif) para concienciar sobre el consumo responsable de agua.
Su mantenimiento no necesita obras
Una de las preocupaciones fundamentales de los usuarios a la hora de instalar una cisterna empotrada es si habrá que ‘picar la pared’ en el caso de que surja un problema. Pero lo cierto es que su mantenimiento no necesita obras, pues se accede fácilmente al mecanismo de la cisterna a través del hueco del pulsador que activa la descarga y sin necesidad de utilizar herramientas.
Aportan mayor amplitud al baño
Otro motivo que hace que muchas personas duden entre instalar una cisterna empotrada o no hacerlo es el espacio. Pues bien, las cisternas empotradas ayudan a ganar espacio y aportan sensación de amplitud al esconder esos valiosos centímetros que ocupa una cisterna vista detrás de la pared. De hecho, según los cálculos de Geberit, con una cisterna empotrada se pueden ganar hasta 15 cm de espacio en el baño.
Reducen el consumo de agua
Asimismo, el consumo es otra de las dudas más frecuentes, ¿las cisternas empotradas consumen más o menos agua que una cisterna convencional? En este sentido y, a pesar del desconocimiento que hay en torno a ello, la cisterna empotrada permite reducir el volumen de la descarga a tan solo 3 litros de agua para la media descarga y 4,5 litros en el caso de la descarga completa, frente a los 9 o más litros de las soluciones tradicionales.
Un sistema estable
Igualmente, el hecho de que la cisterna no esté visible y el inodoro esté suspendido, suscita la pregunta sobre si son seguras o no. Sin embargo, esta tecnología está instalada con un bastidor de acero que permite regular la altura del inodoro y soportar sin problema todo el peso de la taza y el usuario. De hecho, el bastidor más el inodoro son capaces de soportar hasta 400 kg de peso, lo que la convierte en un sistema totalmente estable.
Minimizan el ruido
Además, al situarse detrás de la pared, estas soluciones minimizan el ruido de llenado y de la descarga de agua, lo que garantiza un entorno más silencioso y confortable, algo muy valioso cuando se utiliza el baño por la noche o hay alguna visita en casa.
Aportan más posibilidades de diseño
Lo único que queda a la vista en una cisterna empotrada es el pulsador para la descarga del agua. Existe un amplio rango de diseños y modelos que, además, incorporan innovadoras funciones como el módulo de eliminación de olores o la descarga que se activa electrónicamente, por sensor de infrarrojos, sin necesidad de contacto.
En palabras de Alfredo Cabezas, director de marketing y comunicación de Geberit, “las cisternas empotradas son una solución silenciosa, fácil de instalar, de consumo eficiente y fácil mantenimiento; un ejemplo de tecnología y diseño que abre la puerta a la innovación también en el baño”.