Iberdrola y AFEC (Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización) han firmado una alianza estratégica para impulsar la climatización eléctrica y sostenible en nuestro país. Para ello, han diseñado un plan de trabajo con dos principales líneas de actuación: promover las tecnologías limpias de climatización, en base al uso de la bomba de calor, en hogares y empresas; y fomentar la difusión de conocimiento y la formación, preparando a los profesionales del sector para la creciente demanda prevista en el corto y medio plazo.
La alianza permite combinar el conocimiento y capacidades de dos organizaciones comprometidas con la transición energética y la descarbonización de la economía, como vía para transformar en energía limpia los sistemas de la climatización en las edificaciones de nuestro país. Ambas organizaciones, además, colaborarán con las administraciones para favorecer el desarrollo de esta tecnología.
Según Luis Buil, director global de Smart Solutions de Iberdrola, “en AFEC hemos encontrado al aliado óptimo para impulsar con compromisos sólidos e iniciativas concretas, basadas en tecnologías limpias, innovadoras y competitivas, la descarbonización de la climatización tanto en hogares como en empresas. El sector de la edificación es uno de los segmentos con mayor necesidad de electrificación, por ser uno de los principales focos de emisiones de CO2 y porque contamos ya con soluciones eficientes para acometer su transformación energética, con la que dinamizar una parte importante de nuestro tejido industrial local y empleo”.
El presidente de AFEC, Luis Mena, ha considerado que “La colaboración con Iberdrola es fundamental para difundir los beneficios de la bomba de calor e impulsar su uso. Esta tecnología es clave en las políticas de descarbonización, ya que contribuye a la consecución del triple objetivo de las políticas de energía y clima de la Unión Europea, en relación con el aumento de eficiencia energética, uso de energía procedente de fuentes renovables y reducción de emisiones de CO2”.
El sector residencial representa un 30% de las emisiones de CO₂ del total de la Unión Europea, de las que un 12% son provocadas por la calefacción. En España, el 41% de la demanda final de energía se destina a climatización (calor, frío y agua caliente sanitaria), por lo que es preciso actuar en su electrificación. En la actualidad, el 73,75% de las calderas de nuestro país, alrededor de 6,5 millones, son de gas y gasóleo; casi 2 millones de calderas son de condensación de gas y gasóleo y solo 140.000 unidades, un 1,59%, son bombas de calor en base a energía renovable.
Tecnología referente para un futuro sostenible
Considerada una tecnología renovable -porque capta la energía del aire exterior- y eficiente -ya que consume la cuarta parte en forma de electricidad para aportar la misma cantidad de calor-, la aerotermia vive una auténtica revolución.
Esta tecnología de climatización está alineada con los tres objetivos ambientales europeos y nacionales a 2030, al contribuir a reducir las emisiones de CO2, mejorar la eficiencia energética -las bombas de calor son 4 veces más eficientes y producen un 70% menos de emisiones de CO2 que una caldera convencional- y estar basada en energías renovables y limpias.
El nuevo modelo energético promueve una mayor personalización de productos y servicios, adaptados a los hábitos de consumo de los ciudadanos, y una mayor eficiencia energética. Con el objetivo de aportar soluciones innovadoras, Iberdrola, mediante Smart Clima, ofrece servicios integrales y personalizados para la renovación de la climatización con equipos eficientes, tanto en vivienda individual como en vivienda plurifamiliar, que permite ahorrar y un consumo energético sostenible.
Inversiones verdes para promover la recuperación económica
Iberdrola lleva dos décadas liderando la transición energética, actuando como agente tractor clave en la transformación del tejido industrial y la recuperación verde de la economía y el empleo. Para ello, la compañía ha lanzado un plan de inversión histórico de 150.000 millones de euros en la próxima década -75.000 millones de euros para 2025-, con los que triplicar la capacidad renovable y duplicar los activos de redes y aprovechar las oportunidades de la revolución energética que afrontan las principales economías del mundo.