El mercado de la refrigeración es uno de los sectores más afectados por la escalada de precios de la energía que los mercados sufren desde el pasado verano y que, en los últimos días, se ha agravado por el conflicto en Ucrania. Este escenario ha supuesto un incremento de los costes operativos de las instalaciones frigoríficas de un 220 por ciento. El aumento de la producción de frío para los sectores logístico, agroalimentario, farmacéutico y horeca está suponiendo una pérdida de competitividad y un aumento de coste que se verán reflejados en el servicio y producto al consumidor final. Esto obliga a la industria del frío a dar soluciones efectivas a sus clientes y acompañarles en este escenario, donde la producción de frío esencial dentro de la cadena de valor se esta convirtiendo en un coste incontrolable.
Según datos de AEFYT, Asociación Española del Frío y sus Tecnologías, un supermercado de 1.500 metros cuadrados tiene un consumo medio anular de 1.000 MWh/año, mientras que el consumo de la central frigorífica depende de la tecnología utilizada y puede variar entre un 39 y un 60 por ciento del total de la tienda.
De una manera general, se calcula que un 15% de la electricidad mundial se destina a la conservación de alimentos, y esto sin tener en cuenta muchos otros productos que también necesitan de una temperatura controlada para su correcta conservación (vacunas, medicamentos termolábiles, plasma, flores, centros de procesos de datos y un largo etcétera). Solo en Europa, el consumo eléctrico de las cámaras frigoríficas se sitúa en torno a los 30TW/Año, con una presión demográfica también al alza y que demanda cada vez más instalaciones frigoríficas que aseguren la correcta conservación de numerosos productos.
Para paliar en lo posible el impacto de esta situación en los sectores usuarios de frío, AEFYT trabaja en proyectos, como REFRIGENIA 4.0, para la digitalización del sector y la utilización de las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, que permiten la reducción del consumo energético y el autodiagnóstico de las instalaciones frigoríficas. A través de este proyecto, el sector de la refrigeración pone a disposición de las empresas una serie de avances técnicos que ayudan a un mejor control del gasto energético. “El sector poco puede hacer contra las tarifas eléctricas, pero sí existe una batería de soluciones contrastadas en miles de instalaciones que nos permiten paliar en gran medida estos incrementos gracias al avance de las nuevas tecnologías, la monitorización y un mantenimiento preventivo eficaz”, dijo José Luis Bescós, vicepresidente y CEO de AKO Group.
La conocida como Industria 4.0 ya es una realidad que ha demostrado su gran eficacia en términos de ahorros de explotación y operacionales. Más del 70 por ciento del Coste Total de Propiedad (TCO) de una cámara frigorífica se debe a su consumo eléctrico y, por lo tanto, es de vital importancia disponer de sistemas que alerten e informen de malas prácticas, al mismo tiempo que sean capaces de regular la temperatura y adaptarse de manera inteligente al uso y necesidades que en cada momento tengan las cámaras y demás servicios frigoríficos. Existen técnicas de regulación de la temperatura que permiten reducir el consumo eléctrico hasta en un 35 por ciento manteniendo la instalación existente y sin interrumpir la actividad.
“Tampoco debemos olvidar que la “sangre” de todo sistema frigorífico es el gas refrigerante y, por lo tanto, su nivel de carga debe ser siempre óptimo, ya que está relacionado directamente con el consumo eléctrico de la instalación y su vida operativa”, comenta Nacho Bauxauli, responsable técnico de Eliwell. En este aspecto, una instalación con una ratio de fugas anual del 20 por ciento estará consumiendo un 15 por ciento más de energía, además del coste operativo que supone para la instalación y su afectación a los componentes de la misma, los cuales deben trabajar más para poder satisfacer las necesidades de refrigeración de la instalación. Hoy en día es posible contar con soluciones de monitorización y detección prematura que permiten reducir las fugas de gas refrigerante hasta en un 90 por ciento.
“Las empresas asociadas a AEFYT son referentes mundiales en el sector de la refrigeración, con una red profesional de instaladores, mantenedores, distribuidores y fabricantes dispuestos a ayudar al sector a ser más competitivo, más eficiente y sostenible para que los sectores usuarios sean más competitivos económica y medioambientalmente”, afirmó Susana Rodríguez, presidenta de AEFYT.