Función de una válvula termostática auto-regulable
Un cuerpo termostático, junto con el cabezal, es uno de los elementos que se encarga, en un circuito de calefacción por radiador, de regular el paso del agua, y la intensidad del caudal. Pero también permite la conexión de la tubería al radiador y de controlar el calor de este. Se encarga pues, no solo de colaborar para evitar que los radiadores tengan más o menos agua de la que deben, sino también de mantener en buen estado y funcional la unión de la tubería con el radiador.
Normalmente, una válvula termostática auto-equilibrante suele incorporar un regulador de presión interno, que se encarga de mantener su presión diferencial. Por tanto, permite su autorregulación y facilita que el cuerpo termostático auto-equilibrante se ajuste automáticamente.
Este tipo de válvulas termostáticas están disponibles con los siguientes formatos: en cuadrada, recta y escuadra invertida, con conexión 3/8” y 1/2”. Rosca de conexión del cabezal termostático M30.
Válvula termostática con auto-equilibrado AutoSar
La válvula termostática AutoSar, que permite una mejor regulación de la temperatura ambiente, gracias a su función de control automático del nivel de calor de los radiadores, destaca por su funcionamiento silencioso y por estar diseñada para fomentar un ahorro de energía. Esto se consigue gracias a la posibilidad de utilizar la bomba con el valor correcto en cada caso.
Su instalación en el sistema de calefacción por radiador es muy rápido, gracias a su doble junta tórica, que permite la colocación del cuerpo en el punto deseado sin necesidad de añadir ningún elemento adicional de sellado. Además, dado que con un mismo elemento se realiza una doble función, permite reducir el número de componentes a instalar en el circuito. Esto también incide en una reducción del tiempo empleado en su instalación y puesta a punto.
Al igual que sucede con el resto de las válvulas termostáticas de COMAP, el cuerpo termostático auto-equilibrante AutoSar se fabrica en Francia, en la planta que la compañía tiene en la localidad de Abbeville en Somme.
Los cuerpos termostáticos auto-equilibrantes AutoSar pueden utilizarse para el calentamiento de agua en sistemas de calefacción, siempre y cuando sea en situaciones en las que no se superen los 10 bar de presión y la presión diferencial máxima sea de 60 kPa. Asimismo, se podrán usar en circuitos con una diferencia de presión máxima de 0,6 bar y a una temperatura máxima de 110 ºC.
Importancia de las válvulas termostáticas AutoSar
El equilibrado de las redes de calefacción de viviendas y edificios es mucho más importante de lo que parece, y se puede conseguir con la instalación de una válvula termostática con auto-equilibrado en los puntos que sea necesario. De esta manera se reducen las operaciones necesarias para lograr el equilibrado, lo que se consigue además con bastante facilidad.
Con este tipo de válvulas, la red de calefacción regulará de manera adecuada, el agua caliente que llega a los radiadores. Por lo tanto, el sistema contará siempre con la potencia de calentamiento necesaria para compensar las pérdidas de calor ajenas al sistema, y la red estará equilibrada.
El agua caliente se comporta en las redes de calefacción según las leyes de la hidráulica. Así, fluye con más facilidad por los circuitos que ofrezcan menos problemas de circulación. Serán los que cuenten con caídas de presión más bajas, lo mismo que los que estén más cerca de la bomba del sistema. La válvula termostática auto-equilibrante, que se encarga de regular el equilibrio de la red, se encarga de contrarrestar, de manera estática y dinámica, los cambios y fallos en el equilibrado, que pueden darse en la red.
Si este elemento no está en el sistema en los puntos que se necesite, el sistema no estará ajustado y la calefacción tendrá problemas de funcionamiento: sobrecalentamiento de radiadores, pérdida de potencia en radiadores más alejados de la bomba. Incluso se pueden llegar a escuchar silbidos en el circuito, que en un sistema correctamente equilibrado no se escuchan. Todo, además de un mayor consumo de energía, en un sistema susceptible además de sufrir un desgaste prematuro.