En el sector de la climatización, los equipos bomba de calor se han convertido en los protagonistas cuando se habla de este tipo de energía.
Allá por el año 2009, se publicó la Directiva 2009/28, relativa al uso de energía procedente de fuentes renovables que contemplaba, entre otras, la energía aerotérmica, geotérmica e hidrotérmica. Estos tres tipos de energía renovable se captan a través de los equipos Bomba de Calor que son capaces de proporcionar calefacción, refrigeración y/o ACS, de una forma eficiente y respetuosa con el medio ambiente.
La mencionada directiva dice, expresamente, que “las bombas de calor que podrán considerarse como renovables son aquellas en las que la producción final de energía supere de forma significativa el insumo de energía primaria necesaria para impulsar la bomba de calor”, reconociendo ya, explícitamente, que esta tecnología utiliza este tipo de energía.
Su Anexo VII. Balance Energético de las Bombas de Calor, desarrollado posteriormente por la Decisión de la Comisión 114/2013 por la que se establecen las directrices para el cálculo por los Estados miembros de la energía renovable procedente de las bombas de calor de diferentes tecnologías, estableció el valor de la eficiencia del sistema de energía (η) en 0,455, dejando así claro que para que una Bomba de Calor accionada eléctricamente, se considere renovable su Factor de Rendimiento Medio Estacional Estimativo (SPF) tiene que ser superior a 2,5. En la actualidad el SPF de la práctica totalidad de estos equipos está muy por encima de ese valor.
Se puede, igualmente, afirmar que esta tecnología es capaz de proporcionar, de forma gratuita, al menos, el 60% de la energía necesaria para climatización. Esto es posible gracias a que, en invierno, los equipos transfieren el calor natural del aire, el agua o la tierra hacia el interior del recinto creando un ambiente cálido y acogedor y, en verano, enfrían el recinto transfiriendo el calor del interior hacia el exterior, proporcionado un ambiente fresco y agradable, y todo esto se hace de una forma muy eficiente, ya que son capaces de transportar mucho más calor que la energía que consumen.
Esta tecnología, madura y fiable, ha sido considerada por Greenpeace como el mejor sistema de calefacción, en lo que se refiere a eficiencia energética y se encuentra, asimismo, entre las citadas en el escenario Blue Map de la Agencia Internacional de la Energía con el objetivo de reducir en el año 2050, las emisiones de CO2 a niveles equivalentes a la mitad de las emisiones del año 2005. Asimismo, la Agencia Internacional de la Energía, en su informe sobre Eficiencia Energética del año 2016, la consideró como la Mejor Tecnología Disponible para calefacción.
La Bomba de Calor está, igualmente contemplada en varias directivas europeas, como la de Eficiencia Energética de Edificios que dice: “... en los edificios nuevos, los Estados miembros velarán por que, antes de que se inicie la construcción, se consideren y tengan en cuenta la viabilidad técnica, medioambiental y económica de instalaciones alternativas de alta eficiencia como es el caso de la Bomba de Calor”.
Además, las políticas de descarbonización de la Comisión Europea están contribuyendo a que estos equipos se consideren claves, para conseguir la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. Asimismo, los nuevos desarrollos legislativos están llevando a que, por ejemplo, en los “edificios de consumo de energía casi nulo”, especialmente cuando se contempla la refrigeración, la Bomba de Calor se considere imprescindible.
> CONCLUSIÓN <
Estos equipos se presentan como una tecnología limpia y sostenible que transporta el calor en lugar de generarlo y lo hace de una forma eficiente y respetuosa con el medio ambiente, ya que es capaz de transportar mucho más calor que la energía que consume, además al captarla de fuentes renovables (aire, agua, tierra) y convertirla en energía utilizable, reduce el consumo de energía no renovable.