Además, la emergencia sanitaria del COVID-19 ha aumentado considerablemente la conciencia colectiva sobre la contaminación del aire interior.
Las regulaciones y directrices emitidas por los principales organismos de salud pública indican cómo se debe prestar atención a muchos factores diferentes que involucran a las unidades de tratamiento de aire y a los sistemas de ventilación, como la gestión de la tasa de cambio de aire, los parámetros micro climáticos que son importantes para la salud y la pureza del aire y la toma de aire fresco, así como la reconfiguración del equipo e intervalos y procedimientos de mantenimiento.
Todos estos aspectos tienen un impacto considerable en la salud y el bienestar, pero también implican un aumento en el consumo de energía. Por tanto, el último desafío es: ¿Puede coexistir la salud humana con la eficiencia del sistema de ventilación? Los sistemas de monitorización y las estrategias de control y optimización pueden jugar un papel fundamental para hacer que los sistemas sean más saludables y seguros.
En los edificios comerciales, la ventilación generalmente se proporciona mediante una unidad de tratamiento de aire (UTA) conectada a un conducto que atraviesa el edificio.
Las UTAs eliminan el aire de los espacios interiores contaminados, o el aire que simplemente está demasiado caliente o demasiado frío, y lo reemplazan con aire limpio y fresco a la temperatura y humedad adecuadas.
En el pasado, las regulaciones de calidad del aire interior se centraban principalmente en proporcionar un nivel mínimo de confort térmico. A lo largo de los años, una mayor atención a la sostenibilidad y las nuevas regulaciones de diseño ecológico han ayudado a resolver el difícil dilema entre reducir el consumo de energía y crear un ambiente interior confortable. No obstante, las nuevas pautas de seguridad que deben aplicarse tienen un impacto negativo en el consumo de energía. Por tanto, un sistema inteligente de control y monitorización de la ventilación puede ser la clave para combinar con éxito los objetivos de salud y eficiencia. Un sistema inteligente es aquel que reacciona y adapta los puntos de consigna y los modos de funcionamiento a los requisitos específicos del usuario y del entorno controlado. Por ejemplo, cuando la ocupación es menor, la ventilación se puede reducir a un nivel mínimo aceptable, lo que garantiza una calidad adecuada del aire interior y reduce el consumo de energía.
Además, al adaptarse a los hábitos de los usuarios, el sistema podrá predecir las condiciones críticas y tomar medidas con anticipación para adaptarse a los períodos en los que la ocupación es mayor. Tomemos un caso práctico: en general, cuantas más personas haya en un espacio interior, mayor será la necesidad de ventilación con aire fresco del exterior para garantizar la comodidad de los ocupantes. Tradicionalmente, la concentración de CO2 se ha utilizado como único parámetro de referencia para ajustar el nivel de ventilación interior. De hecho, esta es una solución comúnmente adoptada para combinar comodidad y ahorro de energía. Sin embargo, este parámetro es insuficiente por sí solo para garantizar un ambiente saludable. En efecto, se ha comprobado que otros contaminantes químicos, por ejemplo relacionados con el uso masivo de agentes desinfectantes sobre todo en este período, alcanzan picos de concentración que están en una escala de tiempo no perfectamente alineada con el nivel de ocupación. Entonces, ¿qué solución tecnológica puede ayudar a resolver este problema? En primer lugar, un sistema de control de la calidad del aire interior. El punto de partida es la suposición de que “si no se puede medir, no se puede mejorar”. El uso de múltiples sensores para leer información sobre las condiciones del aire interior y exterior proporciona una comprensión en tiempo real de cómo se usa el edificio y cómo esto cambia con el tiempo.
El segundo paso consiste en controlar la UTA con una lógica operativa avanzada. Se pueden usar múltiples parámetros para comprender en conjunto el nivel de contaminación, y estos tienen diferentes tendencias en términos de espacio y tiempo.
Como se mencionó, controlar la ventilación basándose únicamente en la concentración de CO2 es generalmente insuficiente. Por lo tanto, la VCD (ventilación controlada por demanda) debe basarse en múltiples parámetros - CO2, VOC, PM 2.5-10 - para controlar diferentes indicadores de contaminación al mismo tiempo y así adaptar el sistema de ventilación para que cada uno de estos se mantenga dentro de los límites predefinidos en todo momento. Las funciones de pre y pos-ventilación y purga basadas en los perfiles de ocupación del edificio pueden garantizar que los espacios interiores sean siempre seguros antes de su uso. Además, ajustar la presurización interior y controlar los filtros absolutos para detectar obstrucciones puede ayudar a mantener un alto nivel de higiene. Finalmente, el control avanzado de la humidificación, en particular mediante sistemas adiabáticos, es un factor clave para garantizar unas condiciones óptimas con un consumo energético mínimo. El tercer paso es un sistema de recopilación y análisis de datos. Las tecnologías IoT permiten conocer de forma continua tanto la calidad del aire suministrado por el sistema como el funcionamiento de las unidades, para comprobar si existen desviaciones entre las condiciones ideales y reales. Esto permite planificar el servicio en caso de deterioro del rendimiento o mal funcionamiento. El poder de los datos se puede aprovechar para desarrollar nuevos índices de referencia y KPIs para proporcionar nuevos tipos de informes y crear nuevos puntos de referencia.
En conclusión, como hemos visto, existe una amplia gama de factores que pueden influir en la calidad del aire interior y potencialmente aumentar el riesgo para la salud. Sin embargo, existen formas de gestionar los sistemas HVAC de forma segura, sin poner en peligro la sostenibilidad y los objetivos de cero emisiones.
La conciencia, el control y la optimización son conceptos clave para lograr estos objetivos. Claramente, no hay una respuesta única, sino un conjunto inteligente de diferentes pasos de diseño y tecnologías que pueden ayudar a que los edificios sean más saludables, más seguros y más sostenibles.