El complejo turístico rural de Las Salegas del Maguillo nació hace 17 años con la vocación de ser medioambientalmente sostenible y causar el menor impacto posible en su entorno. Sin embargo, la tecnología que en aquella época garantizaba esa condición de ‘ecológico’ se ha vuelto muy cara con el correr de los años debido al aumento de los precios de la energía. Ahora, gracias a la aerotermia de Saunier Duval, el complejo es no solo es sostenible desde el punto de vista medioambiental, sino también desde el económico.
Ubicado junto a la tranquila localidad de Villaverde de Guadalimar, en la provincia de Albacete, este complejo turístico ecosostenible se emplaza en una finca de pinos de 43 hectáreas y cuenta con 10 casas rurales de 70 m2 cada una, un hotel con 10 habitaciones dobles de 20 m2 y un centro social exclusivo para los huéspedes.
Cuando nació el proyecto, hace más de 2 décadas, la opción más atractiva desde el punto de vista de la sostenibilidad energética eran los sistemas convencionales de climatización eléctrica y esa fue la opción que se escogió. Cada una de las casas rurales contaba con 7 radiadores y un termo de 100 litros, todo ello alimentado mediante electricidad. Sin embargo, el continuo aumento en los costes de la energía ha terminado llevando a buscar alternativas. Y es que, de hecho, los costes eran tan altos que hacían inviable la apertura del complejo, ubicado en una zona con clima de montaña, durante la temporada invernal.
Así fue como entró en escena Aguahorro, una empresa local especializada en aerotermia y autoconsumo solar. El desafío que para Aguahorro suponía el complejo de Las Salegas del Maguillo era considerable: reformar un complejo consistente en varios edificios exentos, de casi dos décadas de antigüedad y con una eficiencia energética inicial clasificada como G, para convertirlo en un negocio más sostenible, tanto medioambiental como económicamente, y con una calificación energética mínima de D.
Para lograr el objetivo, Aguahorro apostó por soluciones de aerotermia de Saunier Duval en las que calefacción y agua caliente serían independientes entre sí. No obstante, introdujo una pequeña diferencia entre las planteadas para las casas rurales y las planteadas para el hotel.
En el primer caso, se instalaron tres bombas de calor Genia Air Max de 15 kW que funcionan en cascada en un pequeño cobertizo exento y dan servicio de calefacción a los 10 alojamientos independientes que hay diseminados por el bosque. Aunque el propietario del complejo es quien fija el horario y la temperatura de uso de manera centralizada para todas las casas rurales a través del control MiPro Sense, cada huésped puede controlar el sistema pudiendo incluso elegir horario de funcionamiento y temperatura desde su alojamiento mediante un termostato. De la emisión se encargan los radiadores convencionales de agua que han sustituido a los 7 radiadores eléctricos con que contaba cada alojamiento.
El servicio de agua caliente, al contrario que la calefacción, es independiente para cada casa rural. Esto es posible gracias a las bombas de calor para ACS Magna Aqua de 100 litros que se han instalado en el interior de cada una de ellas.
En el segundo caso, en el hotel, la apuesta es la misma: servicio de calefacción y de agua caliente independientes, pero aquí es una solución común a todas las habitaciones.
Para ello se ha instalado una única bomba de calor Genia Air Max de 15 kW que alimenta un radiador convencional por habitación y que, al igual que las casas rurales, es controlable por el huésped gracias a un termostato MiPro Sense. Para el agua caliente se han instalado dos bombas de calor Magna Aqua de 270 litros cada una; suficientes para dar servicio a todo el hotel.
Además, en la búsqueda de un sistema de consumo casi nulo, la instalación se completó con el apoyo de un sistema de energía solar fotovoltaico centralizado de 30 kW, que es la potencia máxima calculada para las soluciones de calefacción y agua caliente de todo el complejo.
Los beneficios que se han alcanzado son notables. Se ha conseguido una reducción de la factura energética de entre un 60% y un 70%. De hecho, las 10 bombas de calor que se encargan de la producción de agua caliente de todas las casas rurales consumen en conjunto lo mismo que solo dos de los antiguos termos eléctricos. Además, la eficacia del proyecto no solo mejoró la eficiencia energética, sino que también permitió acceder a ayudas estatales que han otorgado al cliente un retorno del 40% de la inversión.
Por su parte, Aguahorro destaca que pudo contar con la colaboración de Saunier Duval a lo largo de todo el proceso, brindando soporte técnico y garantizando una transición sin contratiempos hacia la nueva solución ya que es una de las pocas marcas del mercado capaz de proveer toda la tecnología implicada en las soluciones adoptadas.
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