Ya nadie cuestiona que esta tecnología, capaz de transportar el calor en lugar de generarlo, utiliza energía procedente de fuentes renovables, ni tampoco se duda de su alta eficiencia, ni de su capacidad de proporcionar calefacción, refrigeración y/o ACS, independientemente de la temperatura exterior.
A lo anterior hay que añadir que la Unión Europea cada vez es más consciente que hay que avanzar hacia una sociedad con bajas emisiones de carbono, dejando cada vez más patente su fuerte respaldo a las tecnologías limpias, como es el caso de la Bomba de Calor, que contribuyen, de forma directa, a la consecución de los objetivos fijados en materia de energía renovable, eficiencia energética y reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, yendo más allá de ese triple objetivo 20-20-.20, fijado para el año 2020 y pensando ya en los objetivos fijados para el 2030:
:: 27% de mejora en eficiencia energética
:: 27% de energía procedente de fuentes renovables
:: 40% de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero
En este contexto, queda claro que uno de los objetivos prioritarios de la Unión en materia energética es la descarbonización y así se refleja en varios documentos, cobrando especial protagonismo la Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de la Regiones sobre la Estrategia de la Unión Europea relativa a la calefacción y la refrigeración.
El citado documento, además de mencionar la Bomba de Calor como una de las tecnologías a tener en cuenta a la hora de sustituir un viejo sistema de calefacción, dice literalmente que: “La transformación de un edificio en un edificio eficiente permite el cambio a bombas de calor….… Estos aparatos ahorran costes. Las bombas de calor pueden transformar una unidad de electricidad o gas en 3 o más unidades de calefacción o refrigeración”.
Esta tecnología madura y fiable está también contemplada en muchos textos legislativos de la Unión Europea relacionados con el Ecodiseño, la Eficiencia Energética, el Uso de Energía procedente de fuentes renovables, etc.
Recientemente, la Bomba de Calor, también estuvo presente en la reunión del COP21 sobre el Cambio Climático, celebrada en París el pasado diciembre, ya que, entre otros aspectos, estos equipos favorecen la reducción de importaciones de hidrocarburos y combustibles fósiles, lo que ayuda a disminuir la dependencia energética en países como España.
Además, el “Blue Map de la Agencia Internacional de la Energía” (AIE) reconoce la Bomba de Calor como uno de los sistemas más fiables para conseguir reducir las emisiones de CO2 a la mitad de las emitidas en 2005, con vistas al año 2050. Asimismo, este organismo en su informe sobre Eficiencia Energética relativo al año 2016, menciona a las Bombas de Calor como la MTD (Mejor Tecnología Disponible) para la calefacción de espacios.
En esta misma línea, Greenpeace ya destacó hace unos años, esta tecnología como el mejor sistema de calefacción, desde el punto de vista de la eficiencia energética.
De lo anterior se deduce que, cada vez más, se tiende a la búsqueda de sistemas que proporcionen calefacción, refrigeración y/o ACS, mediante un uso más inteligente y racional de la energía, como es el caso de la Bomba de Calor, que es capaz de:
> Conseguir una temperatura perfecta y una óptima calidad del aire
> Multiplicar su capacidad de generar frío o calor, transportando el calor de forma altamente eficiente
> Reducir la factura eléctrica gracias a su elevada eficiencia energética
> Reducir las emisiones de CO2
> Utilizar energía procedente de fuentes renovables, que puede ser: aerotérmica, geotérmica o hidrotérmica.
Bombas de Calor Aerotermicas, Geotérmicas e Hidrotérmicas
Características constructivas
Las características constructivas de las Bombas de Calor (BdC) Aerotérmicas, las Geotérmicas y las Hidrotérmicas vienen marcadas por la naturaleza del medio con el que intercambian calor, que es el que establece su denominación: las aerotérmicas intercambian energía con el aire ambiente, las geotérmicas lo hacen con la superficie de la tierra sólida y las hidrotémicas con aguas superficiales.
Al ser las fuentes de energía diferentes, lo es también el intercambiador exterior de estos equipos, siendo éste, a su vez, el principal elemento diferenciador entre dichas tipologías:
:: En el caso de las BdC aerotérmicas, como se ha indicado anteriormente, el intercambio se hace directamente con el aire exterior; por lo tanto, el intercambiador es del tipo gas refrigerante-aire, comúnmente denominado batería.
:: Las BdC hidrotérmicas, al ser el agua el medio exterior, utilizan intercambiadores gas refrigerante – agua, que suelen ser del tipo ”de placas”,”multitubulares” o “coaxiales”
:: En las BdC geotérmicas, el intercambio puede hacerse directamente con el terreno, mediante intercambiadores gas refrigerante-tierra o, lo que es más habitual, utilizando agua o salmuera como fluido caloportador intermedio, en cuyo caso utilizan intercambiadores del tipo gas refrigerante – agua, circulando ésta a su vez por el interior de un intercambiador cerrado que penetra en el terreno (sonda geotérmica). En este caso, las BdC geotérmicas son equipos del mismo tipo que las BdC hidrotérmicas, denominándose de manera común a ambas como “geotérmicas”.
Constructivamente hablando, las BdC aerotérmicas y las BdC geotérmicas son muy parecidas, con muchos elementos comunes, diferenciándose básicamente en el tipo de intercambiador exterior, según se ha referido antes, y en que:
:: Las aerotérmicas disponen de un ventilador que desplaza mecánicamente el aire, mientras que las geotérmicas deben contar con una bomba hidráulica
:: El control difiere en algunos aspectos
De hecho, es fácil encontrar en los catálogos de algunos fabricantes versiones aerotérmicas y versiones geotérmicas de familias de equipos que ofrecen los mismos tamaños, en los que los modelos equivalentes de ambas tipologías cuentan con muchos elementos comunes.
Disposición de los equipos y características de su aplicación
Desde el punto de su instalación, en el caso de las bombas de calor geotérmicas, tal y como se ha señalado anteriormente, es necesario recurrir a sondas geotérmicas o a fuentes hidráulicas exteriores. Por el contrario, en el caso de los equipos aerotérmicos, se requiere disponer de un espacio abierto al exterior, normalmente una terraza, un patio o la cubierta del propio edificio.
Cara al servicio que dan a los usuarios, las dos tipologías, funcionan de manera similar y ofrecen bastante similitud en cuanto a prestaciones, pudiéndose combinar ambas con prácticamente cualquier tipo de emisor. La tradicional diferencia de rendimiento entre las BdC geotérmicas y las aerotérmicas a favor de las primeras, debido a condiciones de trabajo más favorables, se viene acortando cada día a causa de la propia evolución tecnológica de las BdC, que les permite ser capaces de aprovechar mejor el calor que toman de la fuente o ceden a la misma, incrementando los valores estacionales de eficiencia de estos equipos.
No obstante se sigue dando un hecho paradójico: las BdC geotérmicas casi siempre están consideradas dentro de los planes de ayuda para el fomento del uso de energía procedentes de fuentes renovables y de apoyo a la eficiencia energética en los sistemas a climatización, en los que estos equipos entran con facilidad, mientras que tales planes se “olvidan “de las BdC aerotérmicas.
Incluso choca ver cómo organismos y entidades que fomentan el uso de las energías renovables, que suelen incluir en sus propuestas la geotermia de baja entalpía, es decir, las BdC geotérmicas, ni siquiera mencionan las BdC aerotérmicas.
Es una situación que no debería darse, ya que la aerotermia, recogida en la Directiva 2009/28 relativa al fomento de uso de energía procedente de fuentes renovables, es una tecnología madura, altamente eficiente, y que ofrece una de las mejores soluciones que existen para climatización (calefacción, refrigeración y producción de ACS). El reconocimiento y fomento de esta tecnología, de la misma manera que se hace con la geotermia, promocionaría el uso de estas BdC y contribuiría a reducir el consumo energético y las emisiones de CO2 a la atmósfera, ayudando a alcanzar un entorno más sostenible, con la ventaja adicional que se trata de una tecnología de fácil aplicación.