En el actual marco legislativo, donde el oficio de fontanero ha perdido su regulación oficial. ¿Qué perspectivas considera que tendrá la profesión?
Es cierto que la fontanería no tiene actualmente una habilitación profesional que reconozca los conocimientos y la experiencia de los profesionales que se dedican a este oficio; pese a ello, tengo el convencimiento que, más pronto que tarde se acabará con esta situación, dado que cada vez aparecen más normativas que hacen imprescindible tener a profesionales formados y habilitados en todos los ámbitos y especialidades, mas aún, en una materia tan sensible como es el agua.
Por suerte, hace ya tiempo y desde CONAIF, a través de la comisión de agua, estamos trabajando con el Incual y con el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, para conseguir la publicación de un certificado profesional específico de fontanería, en el que se desarrollen diferentes competencias que posteriormente puedan ser reconocidas a nivel oficial.
Creemos que disponer de un certificado profesional supone un paso importante para la formación de nuevos profesionales y también, para una regulación de la profesión.
¿Este certificado profesional de Fontanería en qué consistirá y como puede llegar a ser reconocido para una futura habilitación profesional?
Como decía, el trabajo que entre otros, estamos desarrollando en CONAIF tiene como misión la publicación de un certificado profesional de nivel 2, especializado en suministro y evacuación de agua en edificios. Para ello se han diseñado un conjunto de competencias que permitirán desarrollar o equiparar por experiencia profesional cuatro módulos formativos diferentes. Uno sobre “Montaje y mantenimiento de tuberías en edificios”, otro sobre “Equipos de depuración y tratamiento de agua”, un tercero sobre “Aparatos sanitarios, griferías y elementos de control en edificios”, y un cuarto módulo sobre “Equipos de reutilización de aguas grises y pluviales” y el correspondiente a “Prevención de riesgos laborales” de la especialidad.
Una vez se haya publicado en el BOE este certificado profesional, se realizará una tarea de difusión y a su vez, se presionará a todas las administraciones públicas implicadas, con el objetivo de conseguir una habilitación profesional, que preferentemente aparezca en el Código Técnico de la Edificación. Sería deseable que la publicación de este certificado profesional no se demorara más allá de 2024.
¿Considera que entidades como CONAIF o FEGICAT, en el caso de Catalunya, tienen realmente influencia para ejercer presión ante las administraciones públicas para que se materialicen cambios necesarios para los instaladores?
Evidentemente el trabajo que se desarrolla desde FEGICAT y desde CONAIF está teniendo sus frutos a todos los niveles, y las administraciones públicas han asumido que somos actores sectoriales a los que hay que escuchar y atender por el bien del sector, y la seguridad y bienestar de los usuarios finales. Hay que tener en cuenta, que tanto FEGICAT como CONAIF están al servicio de las necesidades e intereses de las asociaciones de instaladores a las que representan, qué a su vez, se deben a las empresas y trabajadores autónomos asociados.
Este hecho, provoca la necesaria implicación no tan solo de las asociaciones locales sino también, de las federaciones y confederaciones nacionales, al servicio de un total de más de 21.000 empresas instaladoras y mantenedoras en todo el territorio nacional.
Me consta, por propia experiencia tanto en Gremio de Instaladores de Barcelona, como en FEGICAT y CONAIF, que se pone todo el empeño en ello, puesto que se mantienen reuniones regulares, se elaboran estudios, comunicados y se organizan todo tipo actividades de difusión para presionar a las administraciones, y resolver en definitiva las múltiples necesidades e inquietudes de las empresas instaladoras. Es nuestra razón de existir.
Retomando el hilo en la fontanería. ¿Cree que los futuros profesionales del sector retomarán el interés perdido por las instalaciones de agua o seguirán prefiriendo otras especialidades como las instalaciones eléctricas o las de climatización?
La tendencia actual en las empresas instaladoras se focaliza en ofrecer, cada vez más, un servicio de instalación integral. Es decir, que empresas e instaladores sean polivalentes y puedan desarrollar instalaciones de electricidad, fontanería, climatización y afines. Hay que pensar que esta polivalencia, a su vez, contribuye a una mayor consolidación de las empresas puesto que las ayuda a crecer, al ampliar el abanico de servicios y por tanto de oportunidades.
Al mismo tiempo y hablando de fontanería, hay que tener en cuenta que estamos hablando de un oficio multidisciplinar, puesto que en un mismo edificio el instalador fontanero puede llevar a cabo la instalación de tuberías, sanitarios y grifería, instalación de equipos de tratamiento de agua como descalcificadores, la instalación de saneamiento o más recientemente, la instalación de equipos de reutilización de aguas grises o pluviales.
Por ello, nuestros profesionales deben aspirar a ser lo máximo de polivalentes y multidisciplinares. La fontanería de por sí es una materia que tiene un recorrido muy amplio y el contexto hídrico actual en nuestro país, seguro que favorecerá y atraerá a muchas más personas, siempre que seamos capaces de crear un contexto atractivo donde también las personas se sientan cómodas con su oficio y se les reconozca la profesionalidad.
Resumiendo, en mi opinión el instalador fontanero actual debe ser polivalente y multidisciplinar y su profesión debidamente reconocida a nivel oficial.
A nivel particular, usted lleva muchos años vinculado al asociacionismo profesional y a las instalaciones de agua. ¿Habrá observado muchos cambios en el sector?
Evidentemente, una trayectoria profesional amplia te permite desarrollar la capacidad de analizar las situaciones y mantener una perspectiva global. La evolución del sector de la fontanería y sus instalaciones ha seguido una progresión, en la que equipos, materiales y herramientas han evolucionado de forma muy positiva.
Las directivas y legislación sanitaria y también las diferentes normativas sobre ahorro hídrico y energético están ayudando mucho a mejorar el sector. Tan solo faltaría recuperar la regulación de la profesión, con algún tipo de habilitación profesional para los instaladores de fontanería.
Este hecho en su momento, supuso un punto de inflexión y de algún modo también, un paso atrás en nuestro sector, que esperemos que se corrija adecuadamente después de tantos años. En ello, desde todos los gremios, asociaciones, federaciones y confederaciones de empresas instaladoras y mantenedoras, estamos focalizando parte de nuestros esfuerzos diarios.